Solosexuales y el bricolaje del sexo: Háztelo tú mismo

Solosexuales y el bricolaje del sexo: Háztelo tú mismo

En 2015 triunfaron seis tendencias sexuales o reivindicaciones entorno al sexo. A saber: La Focalización Sensorial (terapia que propone encuentros que eludan la penetración y que se centren en las caricias y la exploración de los cuerpos para devolvernos la ilusión por el sexo), el Heart Hunting Sentimental (recurrir a las labores de una celestina para personas que desean encontrar pareja estable y salvar el desengaño producido por las webs de contactos), los Porno Activistas (las reglas que se aplican a la pornografía de vídeo de pago bajo demanda en Internet son una forma de censura a sexualidades más disidentes y sus seguidores propugnan que no haya restricciones sexuales), los Retiros Sexuales (ideales para mujeres que han perdido el interés por el sexo y tras años en dique seco quieren retomar la actividad erótica o a las que el estrés les mantiene bloqueadas sus instintos más primarios hay centros que les devuelven la sensualidad y autoestima), los Eco Orgasmos (sexo respetuoso con el medio ambiente como usar juguetes eróticos que no tengan PVCs o ser usuario de sex shops ecológicos) y por último el Sexting se reinventa (los emoticonos eróticos o los Flirtmoji crearon un nuevo lenguaje sexual para designar a las prácticas sexuales para que así parezcamos más cool).

Hoy queremos hablaros de los soloxexuales. Durante toda la vida somos seres sexuados y responsables de nuestro propio placer. Si bien la autoestimulación es recomendada y dejó de percibirse como tabú, se la considera una práctica complementaria con una sexualidad compartida, ya sea con relaciones varón-mujer, personas del mismo sexo o tríos. ¿Pero qué pasa cuando un individuo se centra en sí mismo y dictamina que sólo él puede proveerse goce?. Lo primero que se pregunta es si lo que le sucede es “normal”, algo que evidencia Internet con la existencia de foros que reúnen a los llamados “solosexuales”, cuyos gustos no coinciden con los de la mayoría.

Los seguidores  a esta práctica abogan por el bricolaje sexual, es decir, por el háztelo tu mismo, al mismo tiempo que empiezan a organizarse como colectivo. Pueden disfrutar de la compañía de otras personas, pero en el momento de la intimidad, se prefieren a sí mismos. ¿Pero qué motivos pueden llevar a un solosexual a elegirse por sobre otras personas de manera exclusiva?. Por fuera de las etiquetas, los expertos revelan que las razones pueden ser varias y que lo importante, a la hora de las preferencias, es escuchar lo que pide el cuerpo. Y es que las citas con los propios genitales jamás nos defraudan.

Según los expertos, muchas personas eligen la solosexualidad por factores como la obesidad, la ansiedad social y la depresión, entre otros, que hacen que un hombre evite tener una relación. Además, los jóvenes sienten que la libertad económica está fuera de su alcance, y saben que necesitan dinero para encarar una relación.

Los solosexuales cuentan con su signo: El masculino con la flecha dentro del círculo y numerosas páginas web, además de foros y hasta música para llegar al éxtasis sin compañía. Dentro de este colectivo caben todas las orientaciones sexuales: homosexuales, heteros o bisexuales, siempre y cuando se observe la máxima de que dos son multitud. Echando una ojeada a la red, uno puede pensar que la solosexualidad es terreno exclusivo de los hombres, puesto que ellos son los que más portales tienen en Internet y, además, son los que celebran sus particulares “orgías”, que no son otra cosa que reuniones en las que un montón de tíos se masturban mientras se miran unos a otros. Pero también hay mujeres, solo que son más silenciosas y no están organizadas.

Es una práctica que plantea menos conflictos, lo importante  es saber si la persona está disfrutando con esta opción o la está sufriendo porque con esta práctica no se siente la presión de gustarle al otro o no se sufre si hay diferencias de gustos en lo sexual. En la parte negativa, no existe el contacto con la piel, el aroma del otro, los besos y las caricias. Por lo tanto, este fenómeno es más dinámico, con muchos grises, no estamos hablando de una “tribu”. Fuera de las dicotomías normal-anormal, o bien visto-mal visto, esta opción es una más del menú, al servicio del placer.

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