¿Podrán los eurofans gays asistir a Eurovisión 2017 en Ucrania?

¿Podrán los eurofans gays asistir a Eurovisión 2017 en Ucrania?

La semana pasada ILGA Europa emitía su informe anual sobre la situación de los derechos LGTBI en el continente europeo y Ucrania se sitúa en la zona caliente de la discriminación ocupando el puesto 44, de un total de 49 naciones. La homosexualidad en Ucrania es legal desde 1992 aunque ni se reconocen las uniones, ni el matrimonio entre personas del mismo sexo, ni las adopciones y aunque en 2015 se aprobó una ley que prohibía discriminar a diversos colectivos, entre ellos, los gays, eso es sobre el papel. Y todo esto viene a cuenta de que Ucrania será el país anfitrión de la 62ª edición del Festival de Eurovisión.

España volvió a hacer el mayor de los ridículos en Eurovisión 2016 quedando en la 22ª posición (de los 26 países que llegaron a la final) quedando muy por debajo de las previsiones de las casas de apuestas y eso que la madrileña Barei hizo una magnífica defensa de la canción “Say yay!”. Ni por ser la primera vez que acudíamos con un tema 100% cantado en inglés convenció a los eurofans de que nuestra representante se merecía un triunfo. Lo que nadie se esperaba es que un tema inspirado en las deportaciones de los tártaros llevadas a cabo por Stalin en la URSS fuera la canción ganadora de la noche. En una reñida batalla final en el que durante toda la noche parecía que iba a ganar Australia (Dami Im con “Sound of silence”), país que se mantuvo el primero hasta el final, el televoto fue el que decidió haciendo que Jamala, la representante de Ucrania, fuera la gran triunfadora la madrugada de este sábado y se llevara el micrófono de cristal que le acredita como ganadora de Eurovisión 2016.

La victoria no quedó exenta de polémica: la canción titulada “1944” escogida por Ucrania, que el año pasado no pudo participar debido a la situación de guerra en que se encontraba con Rusia por el territorio de Crimea, emplea la lengua tártara (una lengua parecida a la que se habla en Turquía) y recuerda las deportaciones de tártaros llevadas a cabo por Stalin en la URSS durante la Segunda Guerra Mundial. Pese a que Rusia (que quedó en segunda posición) protestó por el componente político de la canción escogida para representar a Ucrania, los organizadores del evento dieron el visto bueno a la canción.

Rusia inició la noche como la clara favorita de la velada y con razón. Sin duda, la actuación estuvo a otro nivel a nivel de espectáculo ya que al ruso Sergey Lazarev lo vimos escalando una pared como por arte de magia sobre una gran pantalla led aunque, particularmente, desde el punto de vista musical no tenía nada de extraordinario.

Barei hizo una actuación muy potente con la que hizo levantar de sus asientos a todos los asistentes. La representante española admitió que la clasificación final es un varapalo, sobre todo para España, aunque mostró el orgullo por su actuación. “El número pesa mucho”, reconoció Barei a la prensa española minutos después del cierre de la gala en el Globen Arena, añadiendo que había “soñado con dar a España una buena posición”. Dice que regresaba a casa muy orgullosa porque “había dado todo lo que tenía” y no le faltaba razón.

No han faltado las críticas al nuevo sistema del televoto impuesto por la Unión Europea de Radiodifusión (UER), supervisora del certamen, porque aunque el actual refleja bastante bien cuáles son las cinco o diez canciones más valoradas, no ocurre lo mismo con el resto.

La cantante tártara ganadora declaró sobre el escenario Globen Arena de Estocolmo tras interpretar de nuevo el tema que deseaba “paz y amor para todos” a pesar de la polémica. Se llama Susana Jamaladynova, aunque su nombre artístico es Jamala, nació en el actual Kirguistán, cuenta en la canción en tártaro e inglés el terrible destino corrido por su bisabuela. Ucrania había participado hasta ahora 13 veces de Eurovisión. En 2004 se había impuesto Ruslana con “Wild Dances” en Estambul. En total Ucrania logró llegar nueve veces al Top Ten. En 2015 desistió de su participación por falta de dinero.

La gran final del Festival Europeo de la Canción dio comienzo con el conocido desfile de banderas que, en esta ocasión, simuló ser un pase de moda. Un total de 26 modelos no profesionales desfilaron junto a los candidatos de cada país con un vestido blanco en el que se han proyectado las banderas de cada nación y el invitado estrella fue Justin Timberlake que deleitó a los eurofans con uno de sus hits acompañado de toda su banda.

Particularmente, en Loottis creemos que la canción de Jamala pasará sin pena ni gloria en los anales del Festival y es que, independientemente del mensaje crítico que lanzaba, musicalmente nos pareció un tema anodino. Pero juzgad vosotros mismos. Admitimos todo tipo de opiniones:

Lo mismo que nos hace pensar que fuera el país invitado, Australia, el que hasta el último momento parecía que iba a ganar el festival si no fuera por el televoto. ¿Es que en Europa no gustan sus cantantes o es que los temas que se presentan a Eurovisión no convencen a los países que los votan?.

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