Nuevo juicio para el exuniversitario gay condenado a 30 años de cárcel por transmisión “imprudente” de VIH

Nuevo juicio para el exuniversitario gay condenado a 30 años de cárcel por transmisión “imprudente” de VIH

En mayo de 2015, Michael L. Jonson fue condenado por un tribunal a 30 años de cárcel por infectar deliberadamente con VIH a un hombre y poner en peligro a otros cuatro cuando tenía 24 años y era estudiante en la Universidad de Lindenwood en Missouri, donde se convirtió en una estrella de las artes marciales mixtas en la categoría de peso ligero. Michael Johnson sabía que era seropositivo desde en enero de 2013, sin embargo, siguió teniendo relaciones sexuales sin protección con hombres que conoció en aplicaciones online hasta que fue arrestado el año pasado después de que un hombre con el que tuvo relaciones contrajo el virus y fue a la policía a denunciarle.

Para condenarlo se usaron las grabaciones de llamadas telefónicas hechas por Johnson mientras estaba en la cárcel en espera de juicio, de acuerdo con Associated Press. Un año después, una corte de apelaciones en Missouri encontró que no deberían haber permitido usar las citadas grabaciones para condenar a Johnson ya que sus abogados no fueron informados de la existencia de las mismas hasta el primer día del juicio que se celebró en el condado de St. Charles.

Sus abogados recurrieron la sentencia y argumentaron con éxito ante el tribunal de apelaciones que el tribunal de primera instancia abusó del principio de confidencialidad permitiendo que las grabaciones fueran usadas como evidencia. El juez Jon Cunningham dijo a Johnson el día que se leyó la sentencia que había cometido crímenes “muy severos. Lo principal es el profundo efecto que sus acciones han tenido sobre las víctimas y sus familias”, dijo el juez.

Johnson nunca se disculpó pero dijo en un comunicado: “Nunca quise que nadie tuviera que pasar por el dolor de tener el VIH”.

Missouri es uno de los 33 estados norteamericanos que tienen leyes que criminalizan a personas con VIH. Además, los activistas que trabajan con enfermos de sida  han criticado estas leyes por ser anticuadas y discriminar injustamente a hombres de raza afroamericana.

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