Médicos franceses admiten ayudar a parejas gays a tener hijos ilegalmente para protestar por la discriminatoria ley

Médicos franceses admiten ayudar a parejas gays a tener hijos ilegalmente para protestar por la discriminatoria ley

El jueves la Asamblea de Madrid rechazó la Proposición No de Ley (PNL) presentada por Ciudadanos sobre la gestación subrogada a la que el PP calificó “ir contra natura” y el Tribunal Supremo dijo que es incompatible con las relaciones familiares, la dignidad de la persona, la protección de la infancia, además favorece la comercialización de la maternidad. Pero el tema también está causando un gran revuelo mediático en el país vecino y ya hay “insumisos a la ley”. Alrededor de 130 profesionales de la sanidad en Francia han publicado una carta abierta de la que se ha hecho eco el prestigioso diario Le Monde en el que admiten haber ayudado a parejas del mismo sexo a concebir hijos en protesta por las leyes del país.

“Nosotros médicos y biólogos hemos ayudado y acompañado a parejas homosexuales y a mujeres solteras en sus esfuerzos por tener hijos, lo que no es posible para ellos en Francia”, dice el texto de la carta. Aunque el matrimonio homosexual es legal en Francia desde 2013, las parejas del mismo sexo tienen prohibido el acceso a la fecundación in vitro (FIV) o la procreación asistida médicamente en el país que sólo está disponible únicamente a las parejas heterosexuales mientras que la subrogación o vientre de alquiler  es ilegal bajo cualquier circunstancia.

El grupo de protesta está encabezado por el ginecólogo, René Frydman, conocido por crear el primer ‘bebé probeta’ en Francia. De esta manera, pretenden un cambio en la ley para permita que las parejas del mismo sexo puedan recibir un tratamiento de FIV. La extensión de la procreación asistida médicamente para las parejas del mismo sexo se incluyó originalmente en el texto sobre igualdad matrimonial en Francia durante su debate en 2013 pero fue rechazado debido a la abrumadora oposición.

A través de la carta también piden que se modifique la ley para que las mujeres puedan congelar sus óvulos para posteriores embarazos además de donar óvulos. Actualmente sólo las mujeres cuya fertilidad está en riesgo debido a razones médicas, tales como aquellas que se sometan a quimioterapia se les permite hacerlo. El reputado ginecólogo René Frydman se pregunta “en nombre de qué se justifica obstaculizar el principio de la autonomía reproductiva de las mujeres”. Mientras que a los hombres se les permite preservar su esperma, una mujer no puede hacer lo propio salvo en casos como los de las pacientes tratadas con quimioterapia.

Según un estudio para la Clínica Eugin, el 16% de las francesas congelarían sus óvulos, porcentaje que crece hasta el 22% entre las mujeres de entre 30 y 45 años. Estos datos indican que el público potencial de la innovadora técnica asciende a 4 millones de mujeres.

Al estar prohibida la social egg freezing en Francia, salvo por razones médicas, muchas interesadas se benefician de los tratamientos de vitrificación que se realizan en centros extranjeros, como el programa Timefreeze de la Clínica Eugin. El perfil de las usuarias en un 93% de los casos son mujeres heterosexuales y solteras que no han encontrado todavía el compañero ideal.

Junto a las razones médicas, la filósofa Élisabeth Badinter no ve “ningún obstáculo” en que las mujeres prolonguen su fertilidad varios años gracias a la vitrificación de sus óvulos. “Ningún principio moral se opone a este proceso, que no hace daño a nadie. Ni a quien participa en él, ni al feto ni a un tercero”, sostiene, con la única salvedad de fijar una edad máxima “a la que no parece razonable usar los óvulos para concebir un niño”. A este respecto, las condiciones para implantar los óvulos congelados distan según el país. En España, por ejemplo, se pueden utilizar hasta los 50 años.

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