Los gays: Más expuestos a ser víctimas de una "venganza porno virtual" que las personas hetero

Los gays: Más expuestos a ser víctimas de una “venganza porno virtual” que las personas hetero

En portada tienes la foto de la bloggera lesbiana, Chrissy Chambers, llamando al fin del fenómeno de lo que se conoce como revenge porn. Todos recordamos el triste caso de Tiziana Cantone, la chica italiana que se ahorcó humillada y avergonzada: quiso despechar a su ‘ex’ con una grabación obscena y él se vengó divulgándola en las redes sociales convirtiendo la vida de la chicas en un infierno. Un caso más cercano es el de la ex concejala de los Yébenes, Olvido Hormigos, el vídeo se su masturbación que envió a un ex amante se hizo uno de los más virales de toda España pero claro, en su caso, aunque la convirtió en una celebrity ha tenido que pagar un alto precio por airear su vida íntima. Esto nos plantea la pregunta, ¿cómo podemos controlar el acoso o la difusión online de imágenes de alto contenido sexual no consentidas?

En España que sepamos no hay estudios sobre esta materia pero sí en los EE.UU. con un mensaje desalentador: Los usuarios de Internet LGBTI no sólo son más propensos a ser víctimas de venganza porno, sino también de acoso y abuso online. La tendencia de publicar fotos de desnudos o semi desnudos de una persona en Internet y en las redes sociales sin el consentimiento de esa persona se está disparando según un estudio del Centro para la Investigación en  Innovación de la Salud Pública.

Uno de cada 25 estadounidenses ha sido amenazado o ha sido víctima de una venganza porno pero las estadísticas se hacen mucho más altas con los usuarios LGB. El estudio encontró que el 17% de los usuarios de Internet LGB estaban siendo amenazados o eran víctimas de una venganza porno. Y alrededor del 4% de los usuarios de EE.UU., aproximadamente 10,4 millones de estadounidenses, han sido víctimas de “venganza porno” a través de amenazas o la publicación real de imágenes de contenido sensible.

Amanda Lenhart, investigadora del Data & Society Research Institute asegura que “La pornografía no consensual puede tener un impacto devastador y duradero en las víctimas, por lo que es vital que entendamos lo común que es esta práctica y quién está siendo afectado. Nuestras conclusiones demuestran que grupos particulares, como los adultos jóvenes y los estadounidenses que son lesbianas, gays y bisexuales, no sólo son mucho más propensos a ser víctimas de pornografía no consensual, sino que son más propensos a experimentar acoso y abuso en línea”, explicó.

Esto incluye otros tipos de violaciones de privacidad, tales como tener su actividad en Internet o por teléfono supervisada y controlada o que hayan robado sus contraseñas o hayan sido coaccionados por desaprensivos que utilizan estas prácticas como medidas de presión.

La abogada Carrie Goldberg se convirtió en la pionera en la defensa de las personas que son humilladas con la exposición pública de fotos y vídeos privados. La actriz Jennifer Lawrence es una de las que sufrió la exposición pública de sus fotos privadas. Cuando ella sufrió una experiencia de violación de su privacidad, Carrie Goldberg decidió convertirse en la abogada que necesitaba: alguien que pudiera llevar esos casos ante la justicia, proteger a las víctimas y responsabilizar a los victimarios. Se dio cuenta de que el campo para el derecho en los casos de personas que amenazan a otras con difundir sus imágenes íntimas era amplio, y casi deshabitado.

Fundó en Nueva York un bufete especializado en lo que popularmente se conoce como revenge porn (pornografía de venganza), aunque no es la expresión que utilizan Goldberg y sus dos colaboradores: prefieren “pornografía no consensuada”.

A veces lo hace un ex novio o un amigo contrariado, pero otras veces puede no haber razón alguna: puede ser una celebridad que se ha tomado fotos y alguien las obtiene ilegalmente. Fue, por ejemplo, lo que les sucedió en 2014 a Jennifer Lawrence y otras celebridades: no hubo pasión personal —apenas la pasión del dinero— en las acciones de los hackers que pusieron en internet sus fotos íntimas. Uno de ellos, Ryan Collins, fue condenado a 18 meses de prisión.

En otros casos sí hay emociones involucradas: ex parejas pueden subir a los más de 3.000 sitios que, como myex.com, se dedican al revenge porn.

Una persona toma fotos o graba videos de sí misma, en general desnuda o en situaciones eróticas, y otro obtiene esas fotos, bien porque la persona se las envió o porque accedió ilegalmente a sus cuentas privadas, sus teléfonos, sus ordenadores o su almacenamiento en la nube, y las publica para extraños en internet, o las hace circular entre los amigos y los compañeros de trabajo de la persona.

Se trata de consentimiento y privacidad. Si bien la pornografía no consensuada es una forma antigua de violencia, la distribución en internet la ha convertido en un fenómeno diferente, y con características nuevas.

Una persona que toma fotos de sí misma y se las envía a un novio o un amigo, sin la intención de que la vea todo el mundo, tiene derecho a decidir quién la ve. Sin embargo, las consecuencias del revenge porn son incontables: afectan las relaciones, la carrera y la estabilidad emocional y psicológica de una persona, explicó la ex abogada de la Fiscalía de Distrito de Brooklyn, que trabajaba en la investigación de crímenes de naturaleza sexual cuando supo que Goldberb buscaba abogados para ejercer esta nueva área del derecho: la intersección de la ley y la tecnología.

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