¿Eres propietario, o pretendes serlo, de una casa?
(Masía, casa de pueblo, casita en la costa…)
Vivir en una casa con espacio para disfrutar del exterior, tanto si es un jardín, un patio o 3 hectáreas, es un sueño largamente acariciado para muchas personas.
Quizá tú seas una de ellas.
Aunque hay pisos maravillosos, vivir en una casa es otra cosa.
A lo mejor la quieres para criar a tus hijos cerca de la naturaleza o al menos en un barrio tranquilo.
O para trabajar lejos del bullicio de la ciudad.
Incluso, mirando al futuro, para disfrutar de tu jubilación plantando calabacines.
El caso es que te hace mucha ilusión y te pones a pensar qué vas a hacer en ella.
Son muchas las decisiones a tomar, y puede que comiences pensando en lo divertido: en las maravillosas mañanas que pasarás comprando muebles; en escoger materiales que conserven la esencia de la vivienda (y sean de tu gusto, claro); y desde luego, ya más metidos en harina, en que tenga una distribución acorde con tus circunstancias y estilo de vida.
Todo esto es necesario. Pero no es lo único.
Además, hay que tener en cuenta otros aspectos de más calado, que son los que al final, van a hacer que tu casa sea ese paraíso en la Tierra que deseas.
O que su rehabilitación se convierta en un infierno.
Si tienes una casa que necesita ser rehabilitada y te pones a ello sin saber lo que te puedes encontrar, el presupuesto que tenías en mente no te va a servir para nada.
Vas a enfadarte con el que te vendió la casa.
Te vas a acordar del agente inmobiliario.
El estrés está asegurado.
Y acabarás pensando en que maldita la hora en que decidiste comprar la casa.
Normal. Y una lástima.