La realidad de las reclusas trans en las cárceles: Violada más de 2.000 veces durante su condena en una prisión masculina

La realidad de las reclusas trans en las cárceles: Violada más de 2.000 veces durante su condena en una prisión masculina

Autolesiones e intentos de suicidio son el día a día de las reclusas trans en Inglaterra. El año pasado conocimos la trágica historia de Vicky Thompson, de 21 años, y de Joanne Latham, de 38 años, ambas mujeres trans que murieron en cárceles de hombres en Inglaterra, después de solicitar el traslado repetidamente tras sufrir violaciones y vejaciones por parte de sus compañeros de prisión. El Gobierno hizo oídos sordos en ambos casos. Tara Hudson, otra reclusa que fue enviada a una prisión de varones, logró que la trasladaran después de anunciar que pensaba quitarse la vida. Cat Smith, la Ministra (miembro del Gabinete a a Sombra) del Trabajo para Mujeres e Igualdad, denunciaba en diciembre de 2015 otro terrible caso: Una mujer trans, a la que se le negó el tratamiento en una prisión masculina, se inyecta cloro en sus testículos en un intento de extirparse a sí misma quirúrgicamente su escroto. La situación no es diferente Australia donde ha saltado el escándalo por la publicación de una ex reclusa trans que fue violada más de dos mil veces por presos masculinos en los cuatro años que cumplió condena en cárceles australianas.

Aunque ya cumplió su condena acusada de robar un coche, María (la llamaremos así para preservar su identidad ante el temor de represalias) ha contado que se vio obligada a conceder favores sexuales a cambio de protección: “Tratan de manipularte o amenazarte para tener algún tipo de contacto sexual y, a continuación, te piden sexo. Nosotras somos un blanco fácil. Es más una violación que sexo consensuado”, le contó la ex reclusa a News.com.au.

María trató de fugarse de la cárcel hasta en tres veces para escapar de sus ataques sexuales diarios. Debido a esto, fue calificada como “prisionera de alto riesgo”: ‘Esto significaba que iba a compartir espacio todo el tiempo en la máxima seguridad con los presos más violentos. No estaba escapando de cualquier otra cosa, sólo tenía que escapar de que me agredieran sexualmente’, explicó la ex reclusa.

Durante su condena de cuatro años en varias cárceles de los alrededor de Brisbane, en Australia, María trató de defenderse a sí misma. Pero entonces, era azotada y golpeada cada vez que trató de resistirse a las violaciones. María también dijo que se le negó hormonarse por parte de los funcionarios de prisiones, lo que significa que le volvió a crecer el vello facial. Además, cuando ingresó en prisión le obligaron a llevar el cabello corto.

Al ex reclusa también contó el caso de una presa trans que también fue violada en repetidas ocasiones por otros reclusos varones: “Ella fue puesta en libertad pero le detuvieron por violar la libertad condicional y se ahorcó porque no quería volver a la cárcel”.

En diciembre de 2015 se realizó una encuesta en la que una mayoría de los británicos, el 66%, opinaba que las mujeres trans deben cumplir condena en una cárcel de mujeres, según un sondeo encargado por Huff Post UK y realizado por YouGov. En la misma investigación, se destaca que sólo el 12% de las mujeres trans piensan que deben ser enviadas a una cárcel de hombres, mientras que uno de cada cinco no estaban seguros. No tenemos datos de Australia pero el caso de María es una realidad que, día a día, se producen en cientos de cárceles alrededor del mundo pero lo que es más lamentable es que en países desarrollados, donde se supone que se vela por el respeto de los Derechos Humanos, se cometan estos abominables actos en las cárceles.

Deje un comentario
Comentario
Nombre
Email