La famosa viñetista brasileña trans Laerte desnuda su alma en un documental en Netflix

La famosa viñetista brasileña trans Laerte desnuda su alma en un documental en Netflix

El año pasado, Laerte Coutinho, la famosa viñetista brasileña de 66 años de edad que salió como transgénero a través de uno de sus personajes, le contaba al diario El País: “No me incomoda mi historia masculina. Creía que sería atacada, ridiculizada”. Pero, a pesar del miedo justificado (ya que en Brasil 689 transexuales fueron asesinadas entre 2008 y 2014, según la ONG Transgender Europe) en 2009 salió del armario en una entrevista y ya no quiso volver a entrar.  Descubrió su identidad en 2004 a través de su trabajo. Publicó una viñeta donde un hombre maquillado, de tacones, decía: “A veces un tipo tiene que montarse”. Una lectora le dijo que, si acaso la viñeta era autobiográfica, existía un lugar donde probar, el Brazilian Crossdresser Club, donde Laerte participó unos años y después se atrevió a probar su primera experiencia a la luz del día paseando con ropa de mujer hasta el bar de la esquina de su casa. Para ella fue “aterrador” y, al mismo tiempo, una liberación.

Laerte asegura que a menudo siente las miradas, los cuchicheos a sus espaldas e incluso algún que otro insulto pero se mantiene fuerte y es un ejemplo para el resto de mujeres en su misma situación.

“La intimidad de mi casa es un problema para mí. Allí tenemos unas zonas de sombra personales y son tan difíciles como incomprensibles”, aseguró en Sao Paulo, su ciudad de nacimiento y residencia, durante la presentación del documental “Laerte-se”, una producción de Tru3Lab para Netflix.

Laerte dibujando

En el documental cuenta que tuvo la valentía de reflejar en sus dibujos a un personaje con el que se identificó llamado Hugo y que luego comenzó a trasvestirse y hacerse llamar Muriel. A través de este alter-ego sobre el papel, la viñetista reivindicaba ante el mundo su identidad femenina, aunque siempre asomen episodios de duda.

Laerte se crió en una familia liberal y abierta: “A las personas les atemoriza el riesgo. Yo corrí poco riesgo, mi riesgo era calculado”, precisa. Se casó tres veces con tres mujeres con las que tuvo tres hijos. Supo lo que era el dolor de la pérdida de uno de ellos, Diogo que, con 22 años, falleció en accidente de tráfico. Cuando sucedió ya estaba en pleno proceso de asumir su verdadera identidad pero frenó su intención de hacerlo público: “Mis hijos y mis amigos de hace décadas usan el masculino. No tengo problemas porque son personas que amo, con las que tengo una historia. No siento la necesidad de decir: ‘De ahora en adelante mi nombre es Sonia”. El nombre lo escogió en 2009, sin pensarlo mucho, mirándose al espejo. Pero lo ha ido dejando de lado, en parte porque su público la conoce como Laerte.

Desafió las etiquetas de la “cultura binaria” de ser hombre o mujer y también lo trasladó a su arte. Reconoce en el documental que para ella, ya consolidada profesionalmente tras tres décadas trabajando para periódicos y revistas como viñetista, el paso no fue tan traumático en un país con una de las cuotas del mundo con mayores crímenes de odio contra la comunidad LGTBI.

Laerte dibujante transexual

Laerte no ha tomado nunca hormonas ni se ha operado el sexo, los pechos o cualquier otra parte del cuerpo. Durante los cerca de 90 minutos que dura el reportaje, Laerte rebusca en su feminidad y aborda los dilemas que enfrenta como mujer, entre ellos el de si debería o no operar sus pechos, una duda que todavía no ha conseguido resolver: “Se considera que alguien es oficialmente mujer cuando los tiene. ¿Eres mujer? ¿Dónde están tus pechos”, comenta que le han dicho en más de una ocasión y reflexiona: “Si yo estoy viviendo con la idea de que soy una mujer sin hormonas ni caderas, ¿para qué necesito pechos? Nadie puede dejar el cuerpo de lado, pero tampoco se puede resumir todo al cuerpo. Es central pero no es todo, porque si fuera todo aceptamos la biología como único norte”.

La homosexualidad de Laerte fue un asunto reprimido entre los 17 y los 49 años de edad. Sus primeras experiencias sexuales fueron con hombres, pero le entró pánico y se bloqueó hasta hace poco. De hecho, se considera bisexual y confiesa en el documental haberse enamorado de una mujer lesbiana. “No me considero una persona muy sexualizada”, confiesa. Y nunca renegó de sus matrimonios con mujeres antes de asumirse transgénero.

En un formato con pinceladas de humor y algunas escenas ensayadas, el documental formuló preguntas que la propio Laerte incorporó en su vida y que sirvieron de “terapia” para la viñetista que publica sus tiras en el diario brasileño Folha de Sao Paulo.

Sus ilustraciones acompañan el diálogo a lo largo del documental, el cual está dirigido por la periodista Eliane Brum y la cineasta Lygia Barbosa da Silva. Durante meses Laerte estuvo acompañado de cerca por una cámara que registró su vida cotidiana, como la reforma de su casa; la relación con sus seres queridos, especialmente con su nieto, quien le llama “vovô” (abuelo), en masculino, y la pérdida de uno de sus hijos en un accidente.

Más allá del relato de su vida, para Laerte el trabajo coloca sobre la mesa un asunto que debe ser investigado a fondo: la cuestión de género: “Cuando hablamos de cuestión de género, no hablamos solo del problema de las travestis, las transexuales y las drag queens, hablamos también de la relación entre hombres y mujeres, de la violencia de género que envuelve violaciones cada 20 minutos, que envuelve asesinatos de travestis…”, subraya.

Militante del Partido Comunista Brasileño y sindicalista en su juventud, Laerte reconoce haber participado en el bullying homófobo durante aquellos años en el que ser gay tampoco estaba totalmente aceptado.

Más que en lo político y que en las cuestiones de género, Laerte se ha hecho famosa como viñetista con historias costumbristas que parten desde la aventura o la ciencia ficción. En ‘Piratas’ del Tieté, cuenta las contradicciones del mundo del crimen con cierto sadismo estético; en Overman, cuenta las peripecias de un superhéroe paródico y muy torpe que tiene que lidiar con las trampas cotidianas que le pone la sociedad brasileña para burlarse de él.

Laerte ya se había quedado sin ropa delante de una cámara (en 2013 posó desnuda en la revista Rolling Stone), pero nunca había desnudado su alma en público. Un proceso de “desmitificación” que espera que pueda ayudar a millones de personas transgénero, homosexuales o lesbianas escondidas que mantienen su vida cerrada: “Estoy en un punto que todo eso dejó de ser un tabú para mí, dejó de ser un problema, y que eso se convierta en una experiencia positiva para otras personas creo que es genial”, afirma.

Nos recuerda un poco al personaje de la serie Transparent en su redescubrimiento de una vida sin tapujos en edad adulta.

Aquí tenéis un avance de este documental que merece la pena ver.

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