Incógnitas del asesinato de García Lorca: ¿Tiene el Ministerio del Interior el paradero de dónde está enterrado?

Muchas son las incógnitas sobre el lugar donde se ubican los restos de una de las mentes más brillantes que ha dado nuestro país, el insigne poeta homosexua Federico García Lorca, un misterio que agranda el mito y provoca no pocas hipótesis. De Lorca se sabe casi todo: dónde compuso sus primeros versos, sus amoríos… Dos nombres destacan como dos posibles pasiones. Por un lado, el también poeta y estudiante de Minas y Derecho madrileño Rafael Rodríguez Rapún, que se alistó en el ejército para “dejarse matar” tras conocer la muerte de Lorca. Por el otro, el conocido escritor y crítico de arte que trabajó para el diario ABC, Juan Ramírez de Lucas, el rubio albaceteño en el que se inspiró para sus “Sonetos del amor oscuro” y con el que planeó fugarse a México.

Pero, la pregunta que sigue siendo un misterio es ¿Dónde está Federico? La reconstrucción de las aciagas últimas horas en Granada desde su detención en casa del poeta Luís Rosales el 16 de agosto de 1936 hasta su llegada al cuartel ubicado en La Colonia y el paseo que le dieron dos días después junto al maestro republicano Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas queda probada, sin embargo, su cuerpo continúa sin aparecer.

La versión más extendida sobre el paradero de la tumba fue la difundida por el hispanista irlandés Ian Gibson, que en 1966 entrevistó al sepulturero Manuel Castilla o ‘Manolillo el Comunista’ que fue llevado al barranco de Víznar, junto al paraje Fuente Grande, y señaló un olivo como el lugar donde reposaban los restos de Federico y sus compañeros. En el año 2009, un grupo de arqueólogos avalados por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Historia y la Junta de Andalucía excavó la zona sin éxito. Otra hipótesis apunta que los falangistas acabaron trasladando el cuerpo del poeta a otro lugar para ocultar el asesinato e impedir que pudiera convertirse en un arma propagandística de enorme valor para el bando republicano.

En otra investigación, el periodista Eduardo Molina Fajardo, recopiló testimonios de hasta 48 personas relacionadas con la detención o el fusilamiento del poeta para intentar desvincular a su partido del episodio asegurando que los restos mortales podrían estar en un antiguo campo de instrucción de la Falange, convertido a finales de los años 80 en un campo de fútbol, conocido como el Peñón Colorado pero ni el georradar y comparando fotos aéreas del terreno confirman la existencia de irregularidades morfológicas compatibles con fosas de la guerra.

La Junta gastó 70.000 euros en buscarlo en el sitio incorrecto. Una tercera excavación, financiada mediante micromecenazgo, intentó a mediados del año pasado dar con los vestigios mortales del autor de Bodas de Sangre, tras los intentos fallidos de 2009 y 2014. Gibson vaticinaba que esta exploración, protagonizada por el historiador Miguel Caballero y el arqueólogo Javier Navarro, no acabaría con el hallazgo del cadáver del poeta, pues se realizó a tan sólo 20 metros de donde finalizó su anterior trabajo.

Lo que la investigación ha permitido confirmar es que el cadáver fue trasladado a otro sitio tras su enterramiento en Granada, cuya ubicación sigue siendo una incógnita. Javier Navarro y Miguel Caballero, dos de los responsables de la investigación emprendida en septiembre y octubre del pasado año 2016 en torno a Lorca, defienden ahora que el Ministerio del Interior debería implicarse para poder hallar la ubicación actual del cadáver del poeta, al considerar que el ministerio tiene en su poder amplios informes que aclaren el asesinato y traslado de García Lorca. La investigación ha supuesto un desembolso de 17.000 euros y no ha contado con apoyo económico por parte de las instituciones públicas.

Los investigadores consideran que los informes que podría tener el Ministerio del Interior permitirán “saber dónde mataron a Lorca y dónde lo trasladaron”. Un tema muy espinoso que genera mucha controversia y abre heridas. El caso es que el Estado aún no se ha pronunciado si colaborará o no pero la aparición del cuerpo podrá servir para dar por cerrada una época negra de la historia de nuestro país.