El Tribunal Supremo deroga la sentencia que prohibía a una madre decirle a sus hijos que es lesbiana

El Tribunal Supremo deroga la sentencia que prohibía a una madre decirle a sus hijos que es lesbiana

Rachelle Black, una madre lesbiana, ha pasado seis años sin poder revelar su orientación sexualidad a sus tres hijos por mandato de un tribunal. Pero finalmente, la Corte Suprema del Estado de Washington ha declarado que es inconstitucional. Black solicitó el divorcio de su ex esposo en 2011 y se quedó en casa mientras que su ex marido, un cristiano conservador, se mudó y tras una batalla legal recibió la custodia principal de sus tres vástagos. Vivían con él y tenía la única autoridad de tomar decisiones sobre su educación, incluyendo la religiosa.

Rachelle fue conminada a “abstenerse de tener más conversaciones con los niños con respecto a la religión, la homosexualidad u otros conceptos de estilo de vida alternativos”. El acuerdo también le prohibía explícitamente mostrar a sus hijos libros, películas o eventos relacionados con el colectivo LGBTI e incluso que los niños lucieran objetos que representaran un arco íris, ropa simbólica o joyas que se asociaran con el movimiento. Así como participar en conductas que razonablemente pudieran interpretarse como relacionadas con temas LGBTI, a menos que estas actividades fueran aprobadas específicamente por el terapeuta de los niños.

Rachelle recurrió y ahora la Corte Suprema dictaminó que era inconstitucional ya que “consideraba la orientación sexual de Rachelle como un factor” y señaló a la corte inferior que permitió este dictamen que se trataba de un sesgo impropio. “No estamos seguros de que el Tribunal de Primera Instancia se haya acercado al plan de crianza con una actitud de neutralidad con respecto a la orientación sexual que la justicia exige”, dijo la jueza Mary Fairhurst.

La abogada de custodia de niños, Kelly Theriot Leblanc, encargada de abogar por los menores, se refirió repetidamente a la orientación de Rachelle como una opción de estilo de vida: “Los conceptos e ideales cristianos en los que los niños habían sido educados a lo largo de sus vidas fueron los únicos por la salida de Rachelle. Entiendo que Rachelle está entusiasmada con su relación y con ganas de seguir adelante con su vida”, escribió LeBlanc en su informe ante la corte, “pero ella no parece reconocer que los niños no necesariamente comparten esa perspectiva”.

A pesar de que los niños parecen haber sido decididamente atrincherados en la homofobia, no parece que hayan crecido con una visión desde esa perspectiva. La terapeuta de los niños testificó que el mayor de 15 años estaba “todavía procesando” la información de que su madre es lesbiana mientras que el niño de 12 años dijo que “amaría a su mamá sin importar qué”. Por su parte, el pequeño que tiene siete años es demasiado joven para entender la situación.

El joven de 12 años había preguntado anteriormente a Rachelle si podía usar su pulsera de arco íris, que decía “Love and Pride” (Amor y Orgullo).

“Si la orientación sexual de un progenitor es considerada erróneamente en un caso de custodia de menores, la discriminación se aplica a cada nivel de esa decisión”, dijo David Ward de Legal Voice, que lleva el caso de la madre. “Aplaudimos al Tribunal Supremo por reconocer esto, y esperamos que esta decisión envíe un mensaje fuerte a otros tribunales: La discriminación contra los padres LGBTI no tiene lugar en la sala del tribunal”.

 

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