El Papa Francisco cierra oficialmente las puertas de la Iglesia Católica al apoyo a los matrimonios del mismo sexo

El Papa Francisco cierra oficialmente las puertas de la Iglesia Católica al apoyo a los matrimonios del mismo sexo

Con la publicación de un documento de 256 páginas sobre la vida familiar, dado a conocer hoy por el Vaticano, llamado “Amoris Laetitia” (Alegría del amor), las esperanzas sobre la aceptación se desvanecieron. El Sumo Pontífice pide “respeto y no discriminación” para las personas homosexuales sus familias: “Toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar todo signo de discriminación injusta y particularmente cualquier forma de agresión y violencia”, señala, al tiempo que invita a los sacerdotes a acompañar a estas familias para que las personas homosexuales tengan “la ayuda necesaria para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida”. Nada nuevo bajo el sol del discurso que ya conocíamos del Papa.

Sin embargo, puntualiza que es “inaceptable” que las iglesias locales sufran presiones en esta materia y que los organismos internacionales condicionen la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que instituyan el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Francisco deja clara la enseñanza de la Iglesia de que el matrimonio es sólo entre un hombre y una mujer: “En cuanto a las propuestas para colocar las uniones entre personas homosexuales en el mismo nivel que el matrimonio, no hay absolutamente ninguna razón suficiente para considerar las uniones homosexuales a ser de ninguna manera similar o incluso remotamente análogo al plan de Dios para el matrimonio y la familia”.

Hay otras referencias en el documento a las personas LGBTI, Francisco dice que homosexuales y lesbianas merecen protección contra la “discriminación injusta”. Y si bien no está de acuerdo con las uniones del mismo sexo, reflexiona que no están exentas de elementos constructivos.

Francisco también ve extraño el ataque de la “ideología de género”, que muchos están tomando como un ataque a las personas trans. El obispo de Roma sobre los que niegan las diferencias biológicas de dos sexos, escribe: “Una cosa es la comprensión de la debilidad humana y la complejidad de la vida, y otro es aceptar ideologías que tratan de menoscabar los aspectos inseparables de la realidad. No caigamos en el pecado de intentar reemplazar al Creador. Somos criaturas y no somo omnipotentes. La creación es anterior a nosotros y debe ser recibido como un regalo”.

En una posterior conferencia de prensa celebrada en Roma, el cardenal Christoph Schönborn dijo: “Es una cuestión de llegar a todo el mundo … No está condenado, nadie, ni nadie es despreciado”.

¿Dónde queda la célebre frade de hace dos años del jefe del Vaticano cuando dijo sobre los gays “¿Quién soy yo para juzgar?”.

El Papa también ha hablado en esta exhortación sobre la separaciones por violencia de género, se muestra “preocupado” ante “el crecimiento del número de divorcios” y el descenso de matrimonios frente a las parejas de hecho y entona un ‘mea culpa’ por el modo en que la Iglesia ha presentado con frecuencia el matrimonio: “su fin unitivo, el llamado a crecer en el amor y el ideal de ayuda mutua, quedó opacado por un acento casi excluyente en el deber de la procreación”. El Papa Francisco dedica un capítulo a la educación de los hijos y otro contra la educación del ‘sexo seguro’.

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