Educar en la Diversidad Sexual y de Género construye sociedades plurales, respetuosas y diversas

El pasado 28 de junio, Día Mundial para los avances de lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales, salta la noticia de que un reducido grupo de padres se sienten molestos por que en la Ludoteca de la Fundación de la Mujer del Ayuntamiento de Cádiz, la monitora ha explicado a los niños, de entre 3 y 10 años, las diferencias entre las personas gays, lesbianas y transexuales.

La Asociación de Transexuales de Andalucía – Sylvia Rivera, celebra y anima a que desde todas las instituciones publicas y con carácter docente se combatan los prejuicios hacia la población LGTBI. “Solo educando en la diversidad sexual y de género construiremos una sociedad donde los valores que articulen la convivencia de la ciudadanía sean el respeto, la libertad y la diversidad, desterrando el odio, la ignorancia y los prejuicios que son la raíz que fomentan en las escuelas el bullying, en los trabajos el mobbing y en las calles las agresiones”, declara Mar Cambrollé, Presidenta de ATA-Sylvia Rivera.

Los últimos estudios sobre el impacto de la discriminación entre jóvenes lgtbi cuyos datos revelaron que el 43% había ideado alguna vez el suicidio, el 35% lo había preparado con algún detalle y el 17% lo había intentado en alguna ocasión. El porcentaje aumenta respecto a las personas trans porque son víctimas más visibles y eso les hace exponerse a un mayor riesgo. De ahí la necesidad e importancia de que las nuevas generaciones crezcan fuera de doctrinas excluyentes que niegan la diversidad humana y propician el rechazo irracional al diferente.

“Educar en valores es una obligación de las instituciones que en el futuro toda la sociedad en general rentabilizara, en un marco democrático y plural todas las opiniones tienen cabida, excepto las que constituyen un menoscabo del derecho a la dignidad humana. Las personas lesbianas, gays y trans forman parte de nuestra sociedad y son una expresión de lo inmensa que es la diversidad humana a la hora de amar o ser, decir lo contrario a los niños es adoctrinar y crear adultos intolerantes”, añade Cambrollé.