Conmoción por el caso de la “monja mala” que "seleccionaba" niños sordos para que los violasen curas pederastas

Conmoción por el caso de la “monja mala” que “seleccionaba” niños sordos para que los violasen curas pederastas

Argentina está conmocionada a medida que se van conociendo más datos sobre la aberrante y sórdida trama de la monja de origen japonés, Kosaka Kumiko, de 42 años de edad, a la que las supuestas víctimas le conocían con el sobrenombre de “monja mala”. La citada religiosa tenía por misión cuidar de menores con hipoacusia, un tipo de sordera que puede afectar a uno o ambos oídos, a los que se les acogía en el albergue del instituto religioso Antonio Próvolo de Luján de Cuyo, en la provincia de Mendoza, pero todo lo que aparentemente parecía que era una labor de ayuda y protección con los más desprotegidos, los niños, escondía según las autoridades argentinas una deleznable trama de pederastia.

Kumiko estaba en el centro de esta trama ya que era supuestamente la encargada de “seleccionar” a los más vulnerables, niños entre 10 a 12 años, para entregarlos en manos de sacerdotes para que abusaran de ellos sexualmente, después encubría a sus superiores. Se le imputa “omisión del delito de abuso sexual con acceso carnal, en concurso ideal, con abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por ser el autor encargado de la guarda, y por ser cometido contra un menor de 18 años de edad aprovechando la situación de convivencia con el mismo”.

La justicia investiga un caso en el que están implicados dos sacerdotes (el italiano Nicolás Corradi, de 82 años, denunciado por abuso sexual a niños en 1984 en Verona y Horacio Corbacho, de 56 años) y tres empleados de esta institución religiosa (el celador, el monaguillo y el jardinero) acusados de 27 abusos sexuales, maltrato y corrupción de menores, a los que sumar esta monja que se entregaba la semana pasada después de estar 33 días huida de la justicia (sobre la que pesaba una orden de captura internacional) y ya está recluida en una cárcel para mujeres en Mendoza.

El abogado de la ONG, Xumek, Asociación para la promoción y protección de los derechos humanos, institución que se presenta como acusación relata casos de víctimas que ponen los pelos de punta como el de un menor de 5 años al que Kumiko le colocó un pañal para detener la hemorragia que le había generado la penetración, el caso de un celador que pedía a menores que se “tocaran entre ellas” mientras veía pornografía, otro testimonio que relata de que la monja golpeaba a los alumnos y les obligaba a comer hasta vomitar o de prácticas de sexo oral delante de los curas.

La monja mantiene su inocencia a pesar del relato de las víctimas mientras que el  fiscal Fabricio Sidoti cree que el número de víctimas de abusos en el Instituto Provolo puede llegar a 60, de acuerdo a los testimonios recabados. La “monja mala” se enfrenta a una pena que puede oscilar entre 10 y 50 años de prisión, una pena similar para los otros cinco encausados.

Foto de portada: Google Maps

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