Así es la vida dentro de un centro de conversión gay en Ecuador

Así es la vida dentro de un centro de conversión gay en Ecuador

Un impactante proyecto fotográfico de Paola Paredes se basa en testimonios de personas que han sido detenidas y conducidas a centros llamados “clínicas” para “curarles” la homosexualidad. La fotógrafa se retrató a sí misma y a otros modelos que contribuyeron en el proyecto para recrear la realidad de la vida en una centro de conversión en Ecuador.

Cuando los ojos del mundo están puestos en Chechenia con los desalentadores informes de la persecución de hombres homosexuales Está lejos de ser el único país donde las personas LGBTI se enfrentan a un tratamiento horrible.

La fotógrafa ecuatoriana Paola Paredes llamó la atención en 2014 cuando reveló un proyecto fotográfico basado en su propia salida del armario ante su familia. Ella sentó a sus padres, de férreas creencias católicas, y a sus dos hermanas en la mesa de comedor familiar y colocó las cámaras para tomar una foto cada cinco segundos y luego les dijo que era lesbiana. La colección de fotos de su conversación de tres horas fue llamada Unveiled y atrapó los momentos de cómo la familia pasaba por una serie de emociones.

Para su último proyecto, titulado “Until You Change” (“Hasta que cambies”), Paredes vuelve al tema de la sexualidad y las actitudes sociales hacia la homosexualidad. Pero esta vez habló con otras mujeres lesbianas que estuvieron recluidas en los llamados “campos de conversión gay”.

“En Ecuador existen aproximadamente 200 instalaciones para “curar” a hombres, mujeres homosexuales y transexuales”, dice en una presentación sobre su proyecto, “Desafortunadamente, la mayoría de estos centros permanecen abiertos porque están disfrazados como instalaciones de tratamiento para alcohólicos y drogadictos. La gente es ncarcelada en contra de su voluntad. Los internos están sujetos a tortura emocional y física, a través de la alimentación forzosa, los golpes y la violación correctiva. En otras ocasiones, las mujeres lesbianas se ven obligadas a usar faldas, tacones altos y a ponerse maquillaje. Todo en un intento de hacer que se comporten de una manera más femenina”, explica la activista y profesional del mundo de la imagen.

Paredes entrevistó a gente que había estado en tales clínicas y consiguió testimonios de primera mano de la realidad. Como en las instalaciones prohíben cámaras en su interior, decidió ilustrar sus historias recreando las cosas que le dijeron en un entorno similar. Para proteger la identidad de sus fuentes, utilizó actores y modelos.

“Si mi familia no me hubiera aceptado cuando salí del armario ante ellos, podría haberme unido a los jóvenes y mujeres cuyas familias los mandaron a estas instituciones. Influenciada por esta noción, elegí lanzarme como la protagonista de estas imágenes. Incorporé mis propias emociones y experiencias con métodos teatrales para explorar el abuso de las mujeres en estas instituciones, realizando una serie de imágenes basadas en el testimonio de las mujeres que entrevisté”, explica Paredes.

“Estas imágenes nos permiten ver lo que nunca fue para ser visto. La perversión de píldoras y libros de oración; El régimen de feminidad forzada en el maquillaje, faldas cortas y tacones altos; Tortura con cuerda o guantes de goma; El espectro de la violación correctiva”, relata la artista.

La actividad sexual entre personas del mismo sexo es legal en Ecuador desde 1997. Aunque existen protecciones contra la discriminación en el empleo, existe una prohibición constitucional del matrimonio entre personas del mismo sexo. Una sociedad profundamente católica por naturaleza donde las actitudes anti-gay persisten en algunos sectores de la sociedad.

El grupo activista Fundación Causana inició una petición en 2011 pidiendo al gobierno ecuatoriano que cierre lo que identificó como más de 200 clínicas de conversión gay. Una mujer, Paola Ziritti, fue mantenida en confinamiento en una clínica durante dos años. Después de su eventual liberación, ella habló de su terrible experiencia diciendo: “Pasé dos años en una de esas instalaciones y durante tres meses estuve esposada mientras los guardias me tiraban agua y orina”.

La petición ha llevado a cerrar 27 clínicas pero la organización denuncia que más de 200 centros permanecen abiertos en un país donde la homosexualidad sigue siendo un tema tabú.

Paredes se ha conmovido por la reacción internacional a su último proyecto y ahora se ha asociado con Causana y la organización, Sinergia Lab, en una campaña de crowfunding para tratar de recaudar dinero para cerrar más clínicas. “Después de tres años de investigación he llegado a la conclusión de que la homosexualidad sigue siendo un tema tabú. Una parte significativa de la población de Ecuador no habla abiertamente de ella. Si lo hacen, es con un sentido de vergüenza, burla y anormalidad. Esto evita que la sociedad se vuelva tolerante y acepte a la población LGBTI. La única forma de abordar esta cuestión y erradicar la existencia de estas clínicas es a través de una masiva campaña educativa”, afirma la activista.

Ella espera que el crowdfunfing  financie una campaña de educación. “Queremos hablar con la gente sobre la homosexualidad y sobre los derechos humanos. Nuestro objetivo es llegar a las escuelas, universidades, pequeñas ciudades y más. Ha sido muy abrumador. Ni siquiera puedo contar cuántas veces se han publicado las imágenes. Ha estado en todas partes y noticias muy importantes en todo el mundo. Estoy muy agradecida por esta causa ya que se trata de conseguir atención. Debido a su repercusión en los medios de comunicación, sentimos la necesidad de tomar medidas, que es la razón de esta campaña. Queremos aprovechar este impulso y realmente hacer algo por la causa”.

Así lo explica la propia artista:

En su propia relación con su familia ahora Paredes dijo que la apoyan: “Mi padre ha tenido un poco más de un lento proceso de aceptación. Creo que todavía está lidiando con el hecho de que soy gay, pero creo que está llegando lentamente. Pero aparte de eso, han sido increíbles. Mi mamá es súper solidaria y me ha apoyado mucho en este proyecto”, dice. De hecho, su apoyo se extendió a ayudar a su hija con su investigación. Decidiendo que necesitaba visitar estas clínicas para tener una idea; ella y sus padres fueron a una haciéndose pasar por posibles clientes. Paredes llevaba un micrófono en el sujetador. “Honestamente, estaba aterrorizada: sudando mucho y temblando un poco todo el tiempo”, dijo Paredes a la revista Huck.

“Lo que más me impactó fue cuando ví a las chicas”, dice Paola. “Se les había obligado a maquillarse y mis informantes lo habían descrito perfectamente: labios rojos brillantes, mejillas rosadas y sombra de ojos azules”.

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Fotografía de portada: Captura de pantalla del vídeo Help us prevent the existence of Conversion Clinics in Ecuador

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